Cirugía de fístula de ano. ¿Riesgo de incontinencia?
En el año 1835, Frederic Salomón funda el Hospital de St Marks en Londres para el tratamiento monográfico de pacientes con enfermedades proctológicas. Ya entonces eran conscientes de que el tratamiento quirúrgico de las fístulas de ano podía suponer un importante reto para los cirujanos.
Los proctólogos hemos ideado varias clasificaciones para conocer el grado de complejidad de una fístula. En realidad todas ellas hacen referencia a la relación del trayecto fistuloso con el complejo esfinteriano. Es decir, cuanto mas largo sea el trayecto y mas esfínter comprometa, mayor dificultad tendrá su curación. Afortunadamente, si dividimos las fístulas en cuatro grupos de menor a mayor complejidad, la mayoría no pasan del segundo grupo. Existen multitud de técnicas quirúrgicas descritas para intentar curarlas, señal de que ninguna es la mejor porque sino todos la realizaríamos. Unas son mas agresivas en cuanto a sacrificio de esfínter se refiere (fistulectomía completa con puesta a plano) y otras en cambio son mas conservadoras (Setton, flap de avance, pegamento biológico). La primera esta reservada a fístulas subcutáneas o transesfinterianas bajas. Las segundas se utilizan para tratar fístulas mas complejas, con mayor compromiso esfinteriano.
Un cirujano colorrectal experto siempre adoptará en un principio una técnica lo mas conservadora posible y con las mayores probabilidades de curación. Quiere decir esto que en manos expertas, una intervención de fístula en ningún caso es sinónimo de incontinencia. Es muy importante que el paciente comprenda que las probabilidades de curación definitiva están por supuesto en manos del cirujano pero dependen también en gran medida del grado de complejidad de la fístula. Por todo ello, es importante que los cirujanos tengamos muy presente la siguiente premisa.
“mas vale enfermo con fístula y continente, que enfermo curado e incontinente”
Dr. Sajonia Coburgo
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